martes, 23 de marzo de 2010

UN DOMINGO CUALQUIERA

Hace unos cuantos domingos comprando churros en mi pueblo vi uno de los espectáculos mas dantescos que pueden verse en este pueblo: La llegada de un autobús de los que va para matalascañas a comprar churros y tomárselos con café en la cafeter`ia. Dios mío!! en un segundo invadieron la churrería, la mayoría viejas en pareo pegando codazos y sin darnos cuenta los dos del pueblo que estábamos y al chofer del autobús nos habían arrinconado en una esquina.


Cada vieja pedía los calentitos de una forma distinta, la primera le dijo deme 200 gramos, la mujer que despacha le echó un puñao de churros y dijo - dos euros. La segunda le dijo -deme un cuarto de rueda, esta le volvió a dar un puñao de churros y volvió a repetir- son dos euros y a chuparla. Hasta que llegó a la vieja que manejaba todo el cotarro, que llevaba dando porculo desde que llegó -dame dos que no estén muy quemados, -¿Dos que señora?, respondió la dependienta, ¿dos euros?, ¿dos churros?, ¿dos ruedas?, ¿dos que?
-Dos ostias, respondí yo y -son dos euros añadió el chofer del autobús.

Hasta aquí todo normal hasta que le llegó el turno a un niño gordo de unos doce años, dice el niño -dame 5 ruedas de calentitos, -ostias el niño, va a llevar mas ruedas que tu autobús, le dije al chofer, joder se va a comer hasta la rueda de repuesto.


El churrero echaba y echaba churros al perol, tuvo que rellenar tres veces lo de la masa y otras dos el perol del aceite, yo lo había visto rellenar la masa ahora rellenar el aceite nunca, yo calculo que el niño llevaba litro y medio de aceite en churros, vale que medio litro se lo chupó el papel pero el otro litro se lo iban a beber entre el niño, la foca de la abuela, la hermanita pequeñita pero gorda también y su puta madre que lo estaban esperando en la cafeter´ia sentadas con el colacao pal niño. Yo le dije al churrero -dale un vasito y un cacito al niño y que se vaya bebiendo el aceite directamente del perol que así ganamos tiempo.

Lo que sudó removiendo el perol con el niño, le dio mas vueltas que un manco en una canoa, pero mas sudé yo cuando con el hambre que yo ya traía, que me hubiese comido el palo de remover si me lo llega a meter dentro del papelito de los churros y no me hubiese dao ni cuenta, entró la hermanita gorda y le dice – io, que dice mama que pidas otra rueda no vaya a marearse la abuela en el autobús con el estomago vacío – Estuve a punto de hacerle una jogailla al niño en el aceite y con la otra mano un pellizco retorcido a la jodia niña, pero me contuve y solo le dije al chofer que repartiera la carga en el autobús que si ponían a toda la familia en el mismo lado volcaban antes de llegar al Rocío seguro, aunque estos no tendrían problemas en llegar después rodando a matalascañas.

Total y ya termino que al domingo siguiente me comí una tosta con manteca flandes.