sábado, 16 de enero de 2010

LOS TORNILLOS QUE ME FALTAN.

Ayer me pase toda la tarde intentando montar una estantería del IKEA con la inestimable ayuda de unas instrucciones en sueco. Cogí el papelito y tras darle diecisiete vueltas poniéndolo del revés, de lado y derecho, llegue a la conclusión de dos cosa una que soy un completo negao para las chapuzas y no tengo ni idea de sueco y dos en la estantería faltan los tornillos.

Así que me adentré en el desconocido mundo de las ferreterías, concretamente en la ferretería la tuerca, una vez leí en no se donde lo extremadamente fácil que resulta para una tía, ella va allí con una piececita dorada la suelta y dice – Quiero una como esta. El dependiente la mira y a los dos minutos aparece con una igualita que esa y ya esta.

Ahora me toca a mi –Hola ferretero, por no llamarlo droguero, quería unos tornillos pa una estantería.
-Como no me des mas datos, me dijo el dependiente
- Es del Ikea, así como gris metalizada, modelo granjol estropmper, me ha costao 30 euros y yo me llamo zalemo Pérez cruz, si quiere mas datos saco el dni.
-¿Y no sería mejor usar una arandela con un tornillo hesacoidal? añadió el chaval ayudante del ferretero.
-pues no se, le digo y el que está detrás mía empieza a decir:
-Si la junta está muy troquelada pues mejor con una tuerca alle,
-ajá repetía yo, como si me enterase de algo, entonces entró un señor con un mono azul que dio con la clave un walter pernol del 9 para ajustar la junta de la arandela a la tuerca. Tras diez minutos me voy con dos arandelas, el walter pernol del 9, tres tornillos hexacoidal , una remasilla pituitaira, dos tuercas alle y una junta bilabial.

Al llegar a mi casa me pregunta mi mujer – ¿Y los tornillos? – Me he traído mejor esto le dije mientras vaciaba la bolsa con todas las piececillas

- ¿Y que vas a hacer con eso?
-Con esto unos pendientes, le dije colocándome las arandelas en las orejas y con lo demás ya se me ocurrirá algo.
–¿Y que vas a hacer entonces? me pregunto ella – Pues seguiré amontonando las cosas en el trastero.

Me armé de valor y me fui a otra ferretería a por los tornillos, y esta vez no escucharía a nadie, llego y digo -dame tornillos, -¿ Para que son? - Son para lo que me salga de los cojones le respondí educadamente. Cuando llegué a casa e intenté poner los tornillos me di cuenta que eran muy gordos y que no entraban por el hueco de la estantería por muchos martillazos que le pegué.

Como esto se había convertido hacia rato en una cuestión personal, fui a otra ferretería, esta mas alejada ya de mi barrio a por otros tornillos mas pequeños y me los traje del 8, cuando llegué a casa los probé y eran demasiado pequeños y hasta la cabeza del tornillo se colaba por el agujero, pero conseguí hacer un apaño con las arandelas y tres rollos de esparadrapo del botiquín de mi madre y fui montando las baldas hasta que llegué a la última, que cuando la cojo, ¿Sabéis que tenía debajo pegada en una bolsita?,

Pues sí, debajo de la última balda estaban los tornillos que a mi me faltan.

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